Impresionante relato de Carlos García Prieto quien se retó a sí mismo en los cuatro puntos más duros del planeta: el más frío, el más caluroso, el más seco, y el más ventoso. 1.000 kilómetros, 1.000.000 de pasos. 250 kilómetros cada carrera. En suficiencia alimentaria. Cruzando el desierto de Gobi, el desierto de Atacama, el Sahara y la Antártida. 7 meses para realizar las 4 pruebas.
Por CARLOS GARCíA PRIETO para Barrabes.com
Hay cosas que se planean y se desarrollan normalmente y hay otras que se planean y cuando estás en mitad del jaleo, piensas pero quien me mandaría a mi? ésta es una de las segundas.
The FOUR Deserts: 4 carreras de 250 kilómetros en autosuficiencia alimentaria en 14 meses, no es ninguna broma. Si la revista TIME al realizar una lista con las pruebas deportivas mas duras del mundo coloca The FOUR Deserts en segundo lugar, después del Paris-Dakar, y por tanto, la primera prueba a pie, será por algo. Lo único que este dato yo no lo tenía cuando empecé, y quizás aunque lo hubiera tenido, tampoco me hubiera importado mucho.
La idea de Racing the Planet, organizadora del evento, es seleccionar los 4 desiertos más duros del mundo: el más caluroso, el más frío, el más seco y el más ventoso y juntarlos en 4 carreras que la gente suele correr en, al menos, 4 años. Yo he pensado que se puede hacer en menos.
Gobi March. La china menos conocida
El Gobi es el desierto mas grande de Asia y uno de los mas grandes del mundo. Está situado entre el norte de China y el sur de Mongolia. El clima de este desierto es extremo y además cambia con rapidez, no sólo a lo largo del año sino que en un mismo día se pueden sufrir cambios de temperatura de mas de 30. Con estas perspectivas nos enfrentamos a nuestro primer reto con los nervios de punta y grandes expectativas.
La ciudad de salida y llegada de la aventura es Kashgar, nombre mágico que nos traslada a la ruta de la seda, y a otros tiempos de lejanos exploradores. Allí el primero de los pasos a superar es el control del material obligatorio y los tramites administrativos, que concluyen con la entrega del dorsal. Dado que se corre la mayor parte del tiempo en solitario, la revisión es minuciosa y hay que llevar todo lo necesario.
Autosuficiencia quiere decir que llevamos todo lo que necesitamos para los seis días de carrera en la espalda, de manera que el dato más popular, con diferencia, es el peso de la mochila, que nos puede destrozar si no está calculado minuciosamente y si no hemos entrenado con ella, sobre todo si nuestro planteamiento es correr todo lo posible. De manera que según radio macuto, los pesos van desde 6,5 kilos a los mas de 15.
Con la mosca detrás de la oreja, después de descubrir varios que llevan menos peso que yo, embarcamos en unos autocares que nos trasladará por la Karakorum Highway , la carretera internacional más alta del mundo, hasta el primer campo. Las vistas desde la ventanilla son espectaculares y la ascensión y las curvas empiezan a hacer efecto de manera que para cuando llegamos al campamento, los ánimos, MIS ánimos, están por los suelos, no hemos empezado y ya estoy malísimo… La noche es un poco movidita pero cómoda y al día siguiente nos llega de los pueblos de alrededor una espectacular y multicolor fiesta que hace que mejore hasta nuestro estómago.
Poco después empieza la carrera y los nervios contenidos desaparecen como por ensalmo. El valle por el que corremos es muy profundo, y pensar que en la zona hay mas de 500 picos de mas de 4.000 metros impresiona aún más. Cada recodo del río nos ofrece nuevas vistas de interminables valles que desembocan en el nuestro y que nos sugieren expediciones y aventuras. Los habitantes locales están volcados con la carrera, para ellos es un acontecimiento que aprovechan para festejar al paso de cada uno de nosotros. El segundo campamento esta al borde del río, y tenemos la rara oportunidad de lavarnos, algo inédito en una carrera de este tipo.
En la segunda etapa seguimos recorriendo el río aguas abajo, hasta llegar a la desembocadura de otra corriente que tomamos al contrario hasta llegar a la meta, después de cruzar varios puentes colgantes, no si cierta inquietud. En la llegada, nos espera una sorpresa: esa noche la pasaremos en las casas de los habitantes locales, lo que se convierte en una de las experiencias humanas mas entrañables que recuerdo. La amabilidad y generosidad de esas gentes, que tienen poco de chinos, y que sin poseer nada, te ofrecen todo, hace que por un momento valoremos de otro modo a la raza humana. La noche es plácida y relajada y disfrutamos cada momento en esa casa Tajik.
La tercera etapa es dura, hay que subir a un paso a 3.800 metros y llegar arriba se hace interminable, se nota la falta de oxigeno, y esta empezando a nevar. Para cuando los primeros llegamos al campamento, esta lloviendo profusamente y siempre pensamos lo que sufren los que van detrás, más horas en pie con la mochila, más horas bajo la lluvia.
Llevamos ya tres etapas de unos 40 kilómetros y la cuarta es más o menos igual de larga, solo que en esta etapa cruzaremos varias veces un río. Racing the Planet, la organización, tiene como norma que si hay dos maneras de ir de un sitio a otro, siempre elige la más difícil, así que si, cruzamos el río, unas 50 veces… Las primeras intento saltar de piedra en piedra para no mojarme, pero vista la futilidad del intento la línea recta se convierte en mi trazado y el agua invisible es bienvenida porque refresca.
La siguiente etapa es la más temida, con unos 160 kilómetros ya recorridos, nos tocan unos 80 de un tirón y tiene pinta que hará calor. El paisaje cambia respecto a los otros días, si bien el recorrido sigue también un valle, éste está casi seco y el calor se nota como ningún otro día. Los kilómetros acumulados se hacen notar y después de más cruces de ríos, esta vez un tanto caudalosos llegamos a una meseta que parece un gigantesco horno. Me arrastro, más que corro, hasta que el calor empieza a bajar y con el relativo fresco de la noche consigo recuperarme para poder terminar la etapa, relativamente entero, bueno, dejémoslo en terminar la etapa. El tiempo limite para terminar la etapa doble es de casi dos días de manera que durante toda la noche continua un reguero de corredores que van entrando en meta más o menos hechos polvo, y hasta el día siguiente bien entrado el mediodía que no llegan los últimos no se cierra en control de llegada. El resto del día nos relamemos las heridas, y nos preparamos para la fiesta que después de una cortísima etapa de 14 kilómetros intentaremos celebrar.
Efectivamente, los kilómetros son pocos, pero machacados como estamos, se hacen eternos, aunque correr por las calles del viejo Kashgar es una experiencia inolvidable hasta que la mezquita de Id Kah, donde se ha instalado la llegada, aparece a la vuelta de la esquina y explotan todas las emociones contenidas. El cansancio se transforma en alegría y el hambre se calma con pizza y Coca Cola.
Atacama Crossing. El desolado norte de Chile
Sin apenas tiempo para disfrutar de la experiencia, y aún con arena en las zapatillas salimos para Chile en Agosto, todavía invierno, y con previsión de frío. San Pedro de Atacama es una ciudad mágica, su color, su luz, y el ambiente que se respira parece de otro mundo, y no he fumado nada… La cercanía de la carrera del Gobi hace que toda la parte administrativa la solucionemos con soltura y el síndrome de qué se me ha olvidado? no nos afecta tanto co