Desde Katmandu un pequeño reporte de la Expedición Argentina Everest 2010. El Miércoles, comienzan el trekking desde Lukla (2650mts snm) hacia Campamento Base Everest (5.600 mts snm). El tiempo que lleva el trekking y su aclimatación inicial es de unos 10 días.
Escribe Alvar Puente (miembro de la Expedicián)
REPORTE 1 KATMANDU
Si hay algo que viene caracterizando a esta expedición desde el momento en el que se confirmá su financiamiento y las fechas de partida, es lo expeditivo de todo.
Eso no ha cambiado desde hace casi un mes. Tratar de coordinar nuestras actividades personales con las organizativas ha requerido de un esfuerzo extra no solo de nuestra parte sino también de todos aquellos que estuvieron embarcados en el proyecto y por sobre todo por parte de nuestras familias.
Pensábamos que eso iba a ir relajándose lentamente con el paso de los días, sin embargo el ritmo cambiá poco y nada en las últimas jornadas. El único tiempo de obligado descanso, fueron las 32 horas que se demorá el vuelo con sus respectivas escalas (Londres y Nueva Delhi); desde nuestra llegada a Katmandú, el día 27 a las 9 de la mañana hora local, la rutina ha sido la de coordinar visitas culturales infaltables con preparativos finales de gestión de material, armado de cargas para enviar al base, compras de comida, etc. Todo eso sin descuidar el tema descanso y alimentación, que no solo tiene que ser nutritiva sino abundante y lo más acorde posible a nuestras necesidades en cuanto a higiene. Nadie quiere enfermarse ahora que recién empezamos.
La increíble oportunidad de entremezclarse culturalmente con la gente del Nepal es una obligación mas que agradable, ya que desde el momento en el que se sale de la puerta del hostal el shock es inevitable. Vendedores ambulantes, bocinas, calles con diminutas veredas, un constante trabajo de esquivar mini-taxis, motos, bicicletas y sulkis a pedal, regateo, olores de lo más variado, pero por sobre todas las cosas una excelente predisposicián y buen humor, además de una exquisita dosis de modales.
Las horas en la calle son muchas, la noche llega temprano y las horas de sueño se atesoran; el desayuno es opíparo y cuesta un poco arrancar, pero una vez que el equipo se pone en marcha la división de tareas es eficiente y los listados de cosas pendientes se van achicando poco a poco.
La capital del Nepal, Katmandú, es una ciudad en la que la aparente anarquía llega a todos lados; sin embargo bajo ese caparazón de desorganización y falta de reglas, vive un orden que lentamente va saltando a la vista, lleno de pautas implícitas de convivencia y de fraternidad (tres religiones comparten el mismo suelo y en algunos casos hasta los templos de oración; budistas, hindúes y musulmanes no parecen arrastrar conflictos étnicos aqui en Katmandu). Los colores invaden las calles y las Pashmiras, dhacas y alfombras por momentos llenan la vista lo mismo que el curry llena el olfato; nada puede pasar inadvertido en una ciudad en la que todo está expuesto en sus veredas y en sus templos. La magia está presente en cada callejuela, siempre y cuando uno deje que la misma se exprese, el pasaporte es la relajación y la aceptación de todo tal y como viene.
Desde que aterrizamos en Katmandú no tuvimos la oportunidad de ver mas allá de la bruma que cubre el valle en el que está emplazado la ciudad, la mezcla de smog y nubes de humedad provenientes de la selva que nos rodea no ha sido sin embargo un impedimento para disfrutar de cada minuto aquí, aunque a medida que se va acercando la hora de abordar el vuelo a Lukla (31 a las 6 de la maáana) y que los últimos preparativos van determinando el final de esta etapa urbana las ansiedades van en aumento y las dudas sobre cosas especificas se convierten en moneda frecuente. Lo único que no nos cabe duda es que mañana o a más tardar pasado mañana estaremos iniciando la marcha de aproximación al Campamento Base del monte Everest, serán diez dáas en los que la distancia recorrida no será mucha pero se da inicio al proceso de aclimatación, por lo que la paciencia cumplirá un papel protagánico.
Por ahora es poco lo que nos queda por hacer, solo cuidar de nuestra salud y hacer lo que hemos venido a hacer, representar a nuestra gente, a nuestros amigos, conocidos, vecinos y a todos aquellos que ven a este intento de ascensión a la montaña más alta del mundo como un pequeño hito en la historia del andinismo argentino.
Iremos informando a medida que transcurran los acontecimientos..