Desafió Blanco, travesía en mtb

Relato de un temerario biker que atravesó los más de 4600 km que separan Vancouver de Montreal en pleno invierno canadiense, a bordo de su bici Rocinante, fueron mas de 50 días de travesía con temperaturas por debajo de los – 35 grados C.
Por Mariano Lorefice

En la vuelta al mundo del 96, luego de haber cruzado toda Asia, volé de Pekín a Vancouver para enfrentarme al durísimo invierno de uno de los lugares más helados del planeta. La satisfacción de haber cruzado el exótico Oriente y vivido la soledad del helado altiplano tibetano, me habían curtido y preparado para este desafío aun mayor. Intuía que junto al esfuerzo físico, tendría un importante desafío de adaptación.

En British Columbia: cruzando las Rocky Mountains

El 19 de diciembre (1996) empecé desde Vancouver, con mucho optimismo… Cuando apenas había recorrido 75 km. se hizo de noche y la policía me advirtió que debía salir de la ruta por la gran cantidad de nieve que caía y el peligro que significaba. En la jefatura de policía, un veterano me dijo que el tiempo no mejoraría hasta la primavera y que en esas condiciones era imposible andar en bicicleta. Terminó ofreciéndome su casa para que esperara hasta marzo o abril! Este gesto me pareció increíble y luego comprobé que la gente de Canadá es muy hospitalaria en invierno.

En mi segundo día de pedaleo, tuve que colocar cadenas en las cubiertas para poder pedalear en la nieve y no resbalar en el hielo. Cruzar esas montañas significó tener que ascender varios pasos de primer nivel, con trepadas de 35 a 40 km. El más difícil fue Rogers Pass. Mientras subía, me mantenía calentito y debía evitar transpirar ya que cuando llegaba a lo más alto disminuía el esfuerzo y la transpiración se congelaba rápidamente. En el descenso, a veces se me formaban placas de hielo en el pecho, estas placas me protegían como un escudo del viento (icestoper) En las bajadas debía controlar la velocidad, no sólo por el peligro de patinarme, sino por el de morir congelado. Había que resistir el congelamiento de pies, manos y cabeza regulando la velocidad y rogando que la subida viniera pronto! Era más agradable bajar a 15 que a 50 km/h, y aún más placentero subir a 10 km/h! La velocidad no contaba, cuánto más lento, mejor! De eso dependía la vida…

Un mes atrás en la provincia de Quingai (China), sufrí principio de congelamiento en los dedos del pie. Mis zapatillas fueron totalmente inútiles e inservibles: la traba metálica transmití el frío al pie y no conseguí aislarlo, a pesar de usar cubrezapatillas. En Canada, le coloque unos grandes pedales a la bici y utilice unas botas dobles, con espacio para mover los dedos y mantener mis pies calientes.

«Iceman»

Todo se congelaba! La capacidad de mis termos para transportar el agua, era muy limitada y la distancia de un pueblo a otro era mucha (Canadá es un país inmenso y tiene una población de sólo 27 millones). El transporte del agua en estado líquido, fue un problema a resolver. En ocasiones, usé el «camel back» entre la ropa y cargado de agua caliente, pero luego de chupar por la manguerita, el agua se congelaba y tapaba el conducto.

Instantáneamente, el vapor que exhalaba al respirar se congelaba y soldaba mi barba con hielo al pasamontañas, formando estalactitas que me colgaban hasta el pecho. Para descongelar el hielo, que no me permitía bajar el pasamontañas para comer, tenía que usar agua caliente. Las estalactitas de mi barba eran cosa de todo los días. El vapor tampoco llegaba a salir de mi última campera, se congelaba y se endurecía. Las antiparras se empañaban, y al congelarse me impedían ver.

En ocasiones, cuando tenía viento en contra y no podía usar las antiparras, en mis pestañas se formaba una cortina de hielo. Estas podrían haber sido experiencias comunes para alguien que vive en montaña, pero no para un chico, como yo, que vivió en BS AS.

Cuando nevaba mucho, la visión se hacía pésima y los autos despistados eran una advertencia del camino patinoso y peligroso.

Un día me sobrepaso una maquina, de las que limpian la ruta de nieve, cubriéndome con un importante manto y fui atropellado por una camioneta que rompió mi rueda trasera.

El 31 de diciembre en Banff, festejé que estaba vivo, el fin de año y mi cumpleaños número veintiocho.

A partir de ese día, tuve que incrementar la atención al máximo: controlando los autos que venían de frente y a los de atrás con un espejo en mi casco. Las bandas refractantes en la bici; mi chaleco refractante, y mis destelladores ayudaban para que no me embistieran.

En ese frío país, era bueno encontrarse con gente cálida y hospitalaria, que se acercaba para ofrecerme alojamiento, asombrados por mi audacia y entretenidos con mis historias, casi siempre querían retenerme más días. Yo la pasaba bien, me enteraba de cosas de este país y hacia amigos con los cuales era una tentación quedarse… Hubiera sido muy fácil quedarme descansando con ellos, pero en toda la travesía me detuve sólo en Regina, donde también hice buenos amigos y recibí equipo y la necesaria asistencia para mi bici Rocinante. El hecho de no detenerme ni demorarme demasiado en cada lugar favorecía mi aclimatación a las durísimas condiciones climáticas.

En el interior de Canadá

El clima frío continental de la provincia de Saskatcheawan hace que la temperatura baje a -35 C y los vientos de 60 km/h llevan la sensación térmica a -70 C. Algunas ciudades tienen nieve durante ocho meses al año. La gente que vivía en ellas me preguntaba si estaba loco. Yo respondía: que si estuviera loco habría muerto rápidamente y que mi estado era de lucidez y atención constante, ya que de ello dependía mi vida.

Para atravesar el helado país blanco, fue necesario adaptarme a condiciones extremas y estar atento todo el tiempo, un error podría haber sido fatal. La adaptación fue un éxito: la agresividad climática, se transformo en belleza salvaje o algo parecido Me conecte a la naturaleza, quizás conseguí ser parte de ella y en la monótona blancura del paisaje descubrí mágicas combinaciones de sueños y colores.

Travesía de Canadá en invierno

– Salida: Vancouver 19/12/96

– Llegada: Montreal 6/2/97

– Kilómetros: 4.653

– Tiempo de pedaleo: 389 horas y 19 minutos

– Días en total: 51

– Días de «stop»: 8

– Etapas de pedaleo: 43

– Medias etapas: 4

– Promedio por etapas: 113,5 km.

– Etapa más larga: distancia, 210 km.; duración, 10 horas y 10 minutos; velocidad promedio, 20,9 km. por hora; temperatura, entre -31 y -23 C; sensación térmica, -50 C.

– Clima: nevando, 28 etapas; (entre -15 y -22 C: 22 etapas), (inferiores a -30 C: 11 etapas.)

– Temperatura mínima: -67 C (sensación térmica)

– Tracción en hielo: 3.000 km. en cubiertas con clavos y 2.300 en cubiertas con cadenas.

Texto y Fotos: Mariano Lorefice

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