El pasado 8 de diciembre se realizó en Pinamar la primera edición de la Demolition Race, con más de 450 corredores y 1500 espectadores que se divirtieron en un evento único y original.
Cuerpo a tierra en el barro, puentes colgantes, paredes de tres metros que debieron escalar, un tobogán acuático montando en un médano que llevaba a los corredores de cara hacia el barro y los bomberos arrojando agua cuando cruzaban la meta, fueron algunos de los obstáculos que los corredores encontraron en esta carrera.
El original formato sorprendía a los participantes y al publico que tuvo la oportunidad de ver a sus amigos y familiares divirtiéndose al pasar los distintos obstáculos. La carrera presentó una categoría para niños a partir de los 4 años, otra participativa donde los padres corrieron junto a sus hijos, y a las 17 horas se largó la categoría mayores y luego los equipos, los cuales aportaron mucha energía y euforia a la misma.
La Demolition Race es una carrera diferente a las demás, en la cual se fomenta el compañerismo, el desafío de los propios límites, la superación y la ayuda entre pares para sortear los diferentes obstáculos; en donde los corredores se divirten en un espectáculo el cual vivieron en primera persona.
La participación de corredores en la carrera fue diversa, ya que estuvieron presentes grupos de atletismo con muchas carreras corridas, corredores principiantes, de otras disciplinas y los grupos de Crossfit más importante del país, que encontraron en esta, un espacio donde pudieron aplicar su entrenamiento.
Los obstáculos mas vistosos fueron ubicados estratégicamente a metros de la largada, donde el publico podía ver a los corredores pasando sobre neumáticos, cuerpo a tierra en el barro bajo una lluvia de agua generada por los bomberos, ingresar de cabeza en un volquete con agua y hielo para luego salir a recorrer los 8 k de médanos y bosque por senderos que según algunos de los corredores definieron como un gran desafío.
Llegando a la meta se sorprendieron al encontrar un tobogán de agua que utilizaron para descender un médano, en el cual se lanzaban de pecho y aterrizaban en un pozo con barro, para luego sortear una pared de más de 3 metros de altura que debían escalar con una soga para poder llegar a la meta y ser recibidos por un chorro de agua que los bomberos les arrojaban.
Lo más llamativo del evento fue la camaradería, la alegría del público y de los corredores, que finalizaron la carrera bailando alrededor del escenario. Para las próximas ediciones los organizadores del evento aseguraron nuevos y más llamativos obstáculos.